La revolución llegó al darme cuenta de que NO soy yo la culpable de que esas dietas no me funcionasen, NO. Lo que no han funcionado son las dietas.
Porque imagínate la increíble fuerza de voluntad que he tenido para pasar hambre, privarme de lo que realmente quería y resistir y resistir, y controlar y controlar…
Y es que lo prohibido atrae… atrae demasiado, y eso hace que te enfoques en lo que te prohíban… y así del control, pasas al descontrol y de ahí llega la culpa, el castigo y sentimientos de frustración por no ser capaz de conseguir lo que quieres…
Y vas cargando con esa insatisfacción que te provoca una baja autoestima…